BARACOA, EL MUSEO CUEVA DEL PARAISO. SUEÑO O PESADILLA, UNA HISTORIA BIEN
CONTADA.
Por
Yannara Ordúñez Cesar.
Desde mi infancia siempre
admiré a mi padre Roberto Ordúñez Fernández, por lo que he conocido y he
observado en muchas fotos antiguas de la historia de nuestra familia, mi padre
siempre tuvo un espíritu aventurero, es de esas personas que trata de penetrar
en lo mas profundo de lo desconocido sin importarle nada a cambio. Por
conversación con algunos amigos de el, de su infancia entendí el por qué mi
padre ya desde muy niño, desde apenas 12 años incursionaba por las montañas y
lugares muy peligrosos, su espíritu de descubrir, de investigar ya venía con él
desde las mas profundas entrañas de mi abuela, su madre Eliada Fernández
Asencio. Existe algo que por un problema genético siempre está presente en cada
persona, por mi abuela conocí que mi padre era bisnieto de José Policarpo
Pineda, El Indio Rustan, destacado mambí que junto a Antonio Maceo. Máximo Gómez
y otros aguerridos combatientes que desde los primeros momentos de iniciarse la
lucha armada en Cuba contra el ejército español dejaron huellas muy marcadas en
la lucha por la independencia de Cuba. Mi padre después de haber estudiado en
esta ciudad se traslada a Santiago de Cuba donde cursa sus primeros estudios
superiores en la Escuela tecnológica Julius Fusick, en esta se mantuvo 2 años
estudiando la especialidad de Mecánico Tornero, pero se traslada a la Escuela
Antonio Maceo y termina su carrera. En el año 1974 al graduarse se traslada a
Baracoa y comienza a trabajar en el Ministerio de Educación, como profesor en
la Secundaria Básica Glicerio Blanco lores, sigue sus estudios profesionales y
posteriormente se gradúa de profesor del IPE, lo que le da lugar para seguir
trabajando como profesor de Dibujo Básico en varias secundarias de este
municipio. En el año 1975 estando trabajando en la ESBU de Mosquitero, varios
amigos de su infancia les hacen una propuesta para formar un Club Juvenil
dedicado a las investigaciones espeleo arqueológicas, de esta forma mi padre
junto a Elías Campo Arias, Alberto Gonzales, Manuel Gilbert, Walter Gomero, René
Gilbert, Pedro Pérez, Rodolfo Quintero, Israel Columbié, Marisol Muguercia,
Armando Piedra, Reinaldo Mesa, Francisco Silva y otros amigos forman en el año 1976 el Primer
Grupo de Arqueología de Baracoa que fue nombrado Cacique Hatuey, En el año 1977
Antonio Núñez Jiménez quien fuera doctor capitán del ejército rebelde cuando
Fidel Castro se encontraba en la Sierra Maestra en su lucha contra la dictadura
de Fulgencio Batista, al triunfar la revolución reorganiza la Academia de
Ciencia de Cuba y continua como presidente de la Sociedad Espeleológica de Cuba
creada por el desde la propia manigua, este se traslada a Baracoa para
participar en la declaración del Yunque de Baracoa como Monumento Nacional, en
esta ocasión conoce a Roberto Ordúñez y otros integrantes del recién creado
Grupo Hatuey y decide en la sede del Gobierno ser el padrino oficial de esta
nueva organización, invitándolos a participar con el en esta escalada al Yunque
de Baracoa y posteriormente en los trabajos de salvamentos a realizar en el
sitio arqueológico de Maguana, Comienza así una nueva etapa de mi padre ya
ligado con grandes investigadores de la arqueología cubana, como lo fueron Ramón
Dacal Moure, Manuel Rivero de la Calle y Modesto Amado Martínez Castillo y José
Manuel Guarchs, quienes decidieron ser también padrinos del Grupo Hatuey. En el
año 1984 por todo el trabajo desarrollado este colectivo de investigación y por
designación de Antonio Núñez Jiménez pasan a ser miembros Colectivos de la
Sociedad espeleológica de Cuba participando en muchos eventos científicos
llamados Espeleo Cuba, desarrollados en diferentes partes de país como Pinar
del río, Habana, Canimar(Matanzas), Puntas del Este, y Caguane. En el año 1995
el grupo se traslada a la Comunidad del Moncada en Pinar del Río para pasar el
primer Curso Básico de Espeleología y Arqueología por orientación de Antonio
Núñez Jiménez y Raúl Castro, el curso era para prepararlos para desarrollar el
primer catastro espeleológico de Cuba, trabajo que posteriormente fue cumplido
por el Grupo Hatuey del Municipio siendo considerado el mejor trabajo de esta
categoría en todo el país. Para el año 1998 el general Lahiter se traslada a
Baracoa y contacta con Roberto Ordúñez presidente del Grupo Hatuey para
desarrollar por primera vez un turismo de naturaleza y crean en el Municipio la
Empresa de Flora y Fauna quien sería atendida por GABIOTA. Mi padre durante 2
años trabajó en esta entidad pero al ver que este no era su objetivo
científico, decide pedir la baja de esta entidad laboral y como su propósito era
el de tener su propio Museo, continua con la idea de lograr este sueño.
Roberto Ordúñez momentos de la construcción de la entrada superior del Museo Arqueológico Cueva del Paraíso
COMO SE MATERIALIZA EL SUEÑO DE HACER EL
MUSEO ARQUEOLÓGICO CUEVA DEL PARAÍSO.
En el año 1999 Roberto Ordúñez, mi padre conoce al arqueólogo
catalán Joaquín Mititieri y planean desarrollar la Primera Expedición Cubano
Catalana, importante actividad científica que se pudo cumplimentar en el año
2000, como resultados de esta expedición y en colaboración además con la
Sociedad de Amigos de San Agustín de los E U, La Universidad de Ponce en Puerto
Rico, y la Fundación Mititieri de España se consolida el propósito de realizar
en una cueva de las alturas del paraíso el Primer Museo arqueológico de
Baracoa, para esto y tener la aprobación de las autoridades competentes, mi
padre escribe un proyecto Museo Arqueológico Cueva del Paraíso, de inmediato se
presenta en Guantánamo ante Rosa Elena Simeón Ministra del CITMA y le plantea la
idea, esta asimila la propuesta y desde ese momento mi padre es designado para
desarrollar y dirigir el anhelado proyecto con la empresa SEGEN del CITMA que
en ese momento estaba bajo el mando de Enrique Capdevila. Dos años más de arduo
trabajo, mi padre en compañía de algunos miembros del Grupo de Arqueología Cacique
Hatuey trabajan incansablemente hasta construir el Museo, para esto como parte
de lo que estaba concebido junto a los escultores Bernardo Milhet y Andrey
Guilarte construyeron todas las esculturas en piedras que hoy forman parte de
la Aldea Taina de la instalación, valoradas cada una en más de 50 000 pesos,
todos los trabajos de albañilerías, y carpintería, así como la elaboración de las
diferentes vitrinas en las que se expondrían todas las piezas arqueológicas
fruto del trabajo de mi padre y su Grupo Cacique Hatuey por más de 40 años. Después
de 2 años de trabajo haciendo el guion del Museo, acondicionando la cueva del
Paraíso y organizando todas las piezas que serían expuestas, llegaba también el
trabajo más difícil, era el trasladar todas las esculturas desde Caguacey en
las propiedades de Elisabet Cobas hasta las alturas del paraíso, un trabajo
sumamente engorroso, hubo que emplear métodos similares a los que emplearon los
egipcios en su traslado de los grandes bloques de piedras que conformarían las
majestuosas pirámides que ya conocemos, por iniciativa de Roberto Ordúñez Fernández
con la colaboración Elisa Cobas y de algunos integrantes de su familia y del
Grupo Hatuey, así como el apoyo además de varios comunitarios de Caguacey que
dieron todo sus esfuerzos para poder sacar aquellas enormes esculturas de
lugares recónditos donde se encontraron las piedras de roca marga en las que se
esculpieron, en esta tarea se emplearon grandes horcones de madera, los que se
colocaron formando especie de líneas de trenes para poder desplazar por encima
de ellos las esculturas logradas, fue un gran reto y una verdadera odisea este
traslado de estas enormes piezas de piedras por aquellos terrenos irregulares y
apenas sin un camino que facilitara esta operación, pues algunos de los
integrantes del Grupo Hatuey se accidentaron tras este empeño, esta actividad
duró varios días para poder sacar las obras escultóricas hasta una carretera,
próximo a la calle Primero de Abril donde se montaron algunas en Monta Cargas y otras en camiones, Una de
las vías para llegar al paraíso consistió después de haber dejado atrás la
Calle Primero de Abril era subir la Loma de la Marina y posteriormente la
inclinada vía que da paso al Hotel Castillo para poder llegar a su lugar de
destino, pues subiendo esta peligrosa vía del Hotel Castillo por lo empinada de
la misma, pude ver a mi padre y a los escultores Andrey Guilarte y Bernaldo Milhet montado en el Monta
Cargas con las enormes y pesadas esculturas encima, ellos aguantándola, pero en
verdad no sé qué aguantaban pues de zafarse, no habría fuerza que impidiera que
estas rodaran por toda la loma con ellos también, hubiera sido un desastre, parece
que Dios estaba con ellos. Al llegar al lugar de destino de igual forma que en
Caguacey tocaba otra tarea la de llevar las piezas hasta la cueva, en esta
ocasión también valió la colaboración y participación de vecinos del Paraíso. A
los pocos minutos de haber bajado la última pieza, el Monta Carga con su chofer
encima al intentar bajar por la empinada vía que conduce hasta la Torre del
cementerio hubo de fallarle al parecer la dirección y se precipitó loma abajo
dando varias vueltas hasta volcarse, esto fue otra tragedia ya que su chofer en
este percance fatalmente se accidentó y hubo que llevarlo urgente al hospital
donde permaneció varios días, por suerte se recuperó. Enrique Capdevila
director del SEGEN del CITMA le prestó todo el apoyo a mi padre en esta tarea
durante 2 años ya que posteriormente desaparece esta empresa y el Museo pasa a
manos de la Unidad Presupuestada Alejandro de Humboldt de Guantánamo, donde mi
padre con algunos miembros de su equipo, permanecen trabajando durante 5 años.
Durante los tres primeros años siempre mi padre tubo todo el apoyo de Bárbaro
Zabala, Director Provincial de esta entidad laboral, ya que Zabala es
sustituido del cargo, pasando Yamilka Soublet como nueva Directora de la UPSA
Alejandro de Humboldt de Guantánamo.
El esfuerzo en este empeño
y todo un trabajo en el mundo de la arqueología permitió el reconocimiento a mi
padre, nuestro director, reconocimientos por parte de la población de Baracoa,
de amigos, de organismos y de instituciones científicas que valoraban toda la
labor de este. En el año 2006 los méritos de mi padre por todo su trabajo
y sus investigaciones permitieron conocer a la Vice Rectora de Investigaciones
del MINREX Ivet García, quien además es testigo de cuantas cosas planteo en
este documento, esta le pidió su colaboración para actualizar la historia de
los pueblos originarios de Cuba en Baracoa, a lo que este accedió con todo amor
y respeto.
Ivet García es ascendida a la secretaría de la
embajada de Cuba en Portugal, y para el año 2011 y le propone a mi padre para
integrar la Delegación
Cubana que participó en la Jornada Luso Cubana en Portugal, actividad
que comenzó en
la Casa de
América Latina en Lisboa, a lo cual se siguió un programa específico en 8
ciudades de todo el país y a concluir en la ciudad de Cuba (cabecera municipal
de ese nombre), donde se dedicaría a
nuestro país y al programa de actividades que allí desarrollaría la delegación,
el Festival se denominó “Viva Cuba”.
LA GRAN PESADILLA
Como explicaba con
anterioridad, recién llegado mi padre de Portugal, después de una grato
reconocimiento de despedida en la Embajada de Cuba en ese
País por parte del embajador Eduardo
González Lerner y otros representantes
cubanos, lo invitan a un consejo de Dirección en Guantánamo,
contento este en pleno consejo de dirección muestra su gran reconocimiento
otorgado por la Embajada
de Cuba, donde los directivos de la UPSA Alejandro de Humboldt hicieron caso
omiso al importante reconocimiento, para mi padre este fue uno de los momentos más
tristes, allí en pleno Consejo de Dirección sin pedirle a este que diera tan si
quiera una formal información sobre su trabajo desarrollado en Portugal, en su
lugar le plantean que ya no sería mas el director del Museo Arqueológico Cueva
del Paraíso ni del Área Protegida de Yara..Majayara, centros de trabajo que el
mismo creó durante años, mi padre al no entender y no aceptar la nueva
determinación de la directora de la empresa presupuestada Alejandro de Humboldt
de Guantánamo Yamilka Soublet, hace una
carta al Consejo de Estado, específicamente al presidente actual de nuestro
país Miguel Díaz Canel y a Raúl Castro, ya que desde hace 2 años de una manera interrumpida la misma Yamilka le había
estado proponiendo que dejara de atender el Museo Arqueológico que el fundó y
construyó con tanto amor y sacrificio, porque según ella este tenía mucho
trabajo. En la visita efectuada por funcionarios del más alto nivel del
gobierno después de un minucioso análisis en el seno de la UPSA Unidad
Presupuestada de Servicios Ambientales Alejandro de Humboldt de Guantánamo, le
dan la razón a mi padre y le piden que si el quería podía continuar atendiendo
el Museo Arqueológico Cueva del Paraíso, pero este no aceptó, ya que el
entendió que esta penosa situación nunca debió haber ocurrido.
Mi padre en verdad pasó por un momento muy difícil de su vida,
creo que poco faltó para que se volviera loco, durante algunos meses no le
faltaron los consejos de nosotros sus hijas, esposa y de algunos amigos de su
colectivo de arqueología, fueron importante en este período los consejos bastantes
halagadores de amigos como Amanda halle, Susan Hurlich, Julian Centeno y Salvador
Diago, quienes siempre le dieron aliento a que no se dejara destruir, que
continuara con la tarea que había comenzado, pero muy fructífero y necesarios
fueron los días de oración a Dios por muchos hermanos de la fe, el pastor
Camilo Lovaina y el resto de su familia, yo por mi parte tenía la fe que
volviera a ser el de antes, en verdad estaba muy preocupada por él. Al tiempo
mi padre comenzó a levantar su auto estima y por la gracia de Dios, noté que su
ánimo volvía a ser el de antes, continuó nuevamente como siempre, recorriendo
las montañas y trabajando con gran apego en sus labores arqueológicas, pero con
una fe más fuerte que antes, sus trabajos de investigaciones y sus aportes
consolidaron sus relaciones con el
Instituto Cubano de Antropología y el Grupo Cubano de Investigaciones del Arte
Rupestre, lo que le permitió a mi padre ser
parte del Consejo Científico del Instituto Cubano de Antropología, tiempo
después es seleccionado a representar a nuestro país el año 2014 en el evento
internacional Cuba por Dentro que se desarrolló en Cataluña, España junto a mi
madre Esmecelda Cesar.
Durante todos estos años mi padre paralelamente
a su entidad laboral de la UPSA
del CITMA Guantánamo trabajó además con otras instituciones del Municipio y del
país sin interés de devengar un salario ya que lo hacía porque le gusta la
actividad, es importante reflejar que entre otras responsabilidades, es además
Miembro Fundador de la UNHIC perteneciente a la comisión de historia en el
Municipio, precisamente por su trabajo en esta institución recibió la distinción
nacional Luis Montané, en toda su vida
laboral por su abnegado trabajo le
fueron otorgadas varias medallas ( 7 ), y reiteradas condecoraciones, estas han
sido con la Sociedad Espeleológica
de Cuba, con el Instituto Cubano de Antropología, Comisión Nacional de
Historiadores de Cuba, Sociedad Cultural José Martí, Sectorial de Cultura de
Baracoa, Embajada de Cuba en Portugal, y por la Sociedad de Amigos de Cataluña,
nunca con su empresa del CITMA Guantánamo.
EL MUSEO DEL GABINETE DE ARQUEOLOGÍA DE
BARACOA. UNA REALIDAD.
Admiro a mi padre por su
perseverancia, por su deseo de siempre luchar por su sueño de tener un Museo,
sueño que en un momento fue una realidad, pero más lo admiro porque es de esas
personas que cuando se propone algo, no se detiene hasta no ver su resultado,
al terminar por una mala decisión de sus superiores su mandato como directivo
en su Museo Arqueológico Cueva del Paraíso, y en el Área protegida Yara
Majayara, este no se detuvo y en su afán de tener el Museo soñado, continua
trabajando como Director de la Sociedad Arqueológica Cacique Hatuey y
desarrolla un nuevo proyecto Gabinete de Arqueología de Baracoa, proyecto que
fue presentado a José Robaina Jaramillo, Director del Instituto Cubano de
Antropología, el cual fue aprobado y acogido con gran aceptación, desde
entonces y a partir de ahí desarrolló dos interesantes proyectos comunitarios,
El Rincón Taino de Boma y Miradas de la Pre Historia en Barigua, proyectos que
dan una visión muy clara de la vida de nuestros indos cubanos. Con otros
miembros de su equipo de trabajo, se enfrascó en la terminación del Museo del
Gabinete de Arqueología, un año de arduo trabajo permitió realizar las nuevas
esculturas en piedra y cemento que ambientarían este local, sumado a esto pudo
terminar dos salas con vitrinas concebidas nuevamente por él para mostrar todo
un conjunto de piezas de nuestras culturas Tainas y de otras latitudes, para
esto se apoyó de Yoeldis Fuentes, Yahabet Disotuar, Felix Arcia, Yoendris Jiménez,
Alberto Pineda, Ubaldo Legrá y José
Alberto Luperón, miembros actuales de la Sociedad Arqueológica Cacique Hatuey y
del Gabinete de Arqueología de Baracoa, pero también de su esposa Esmecelda
Cesar y sus hijas Yurisbel Ordúñez y Yannara Ordúñez, Hoy estoy tranquila, veo
feliz a mi padre, veo al hombre perseverante que siempre fue, veo a un
arqueólogo, amigo de sus amigos, amante de nuestras raíces pre colombinas, muy temeroso
de Dios, amante de su familia y muy agradecido de amigos como Joaquín
Mititieri, Salvador Diago, Susan Hurlich, Amanda Hale, Berta Arias, Ivette
García, Raczo Fernández, José Robaina Jaramillo, Julián Centeno Navarro, Jorge
Calvera Rossé, José Micintire, Patrik Tesseron, Soledad Pagliuca, Toni Wallace,
Paul Wueaver, Nix Mcauliff y Sharif Tohmson que siempre estuvieron a su lado en
los momentos más difíciles de su carrera.
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